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Estimadas Familias:
El pasado jueves 11 de septiembre festejamos el día del maestro, maravillosa profesión que hemos tenido la suerte de elegir. |
Leyendo a nuestro Ministro de Educación Mariano Narodowski les acerco tres convicciones en las que siempre él ha creído, donde define un buen maestro, a las cuales nuestra escuela adhiere plenamente y es base de nuestro trabajo diario.
La primera de ellas es la cualidad de reconocer siempre en el semejante un estado de tránsito, de provisoriedad, de proceso. Saber que es propio de las personas cambiar y crecer. Tanto de un modo individual como colectivo. Simplemente porque estamos hechos de carne y hueso, pero también de lenguaje, de historia, de cultura. Y en ese sentido, como maestros, nos cabe la tarea de ser aquel flanco de racionalidad y sensibilidad que no se puede omitir ni simplificar ni manipular; y que, a la vez, no encasilla ni caratula ni etiqueta sin reflexión.
La segunda tiene que ver con saberse diferente y valioso para los alumnos. La palabra clave aquí es la autoridad. No en aquel sentido devaluado que denota dominio o maltrato, sino como sana autoridad, que se traduce en ley justa que contiene y protege. Ser una autoridad en una determinada materia, por ejemplo, es una expresión de uso corriente que pone de manifiesto este sentido positivo del término.
Finalmente, la tercera convicción: un buen maestro sabe, y entonces tiene algo para dar. Es hijo del aula, porque se ha cultivado en ella, y así, su relación con el conocimiento es el modelo de la que él espera que sus alumnos lleguen a establecer.
“Enseñar es un ejercicio de inmortalidad”
Ruben Alves
Afectuosamente
Patricia Aloe |